Ricardo Chávez Castañeda
Severiana
México: Fondo de Cultura Económica
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En una ciudad donde los niños comienzan a desaparecer sin dejar rastro sólo hay un refugio posible: los libros. En Severiana los personajes principales son jóvenes que hacen frente a una situación desesperada gracias a su amistad y al descubrimiento de que pueden reencontrarse en las historias que leen al mismo tiempo. Su viaje entre palabras los lleva a descubrir la magia que hay en los libros, pero también a enfrentarse a la naturaleza humana que no se puede separar del lenguaje, para bien y para mal.
Los temas de Ricardo Chávez Castañeda no son felices, en ellos suele hablar de ausencias, separaciones, miedos, pero también sus desenlaces plantean una salida esperanzadora porque no todo está perdido y porque hay que continuar.
Severiana aborda el temor a la desconocido y a no tener el control de lo que pasa, pero también el valor del juego y la creatividad para encontrar una salida a situaciones imposibles. En muchos pasajes me conmovió porque vivimos en un país que no es ajeno a las desapariciones y al dolor e incertidumbre que éstas dejan a su paso. Es una prosa sencilla y fácil de leer, pero también ofrece imágenes poéticas, tristes y hermosas. Yo lo leí en dos tardes, no leo muy rápido, igual tú lo lees en menos tiempo.
A mí, este autor me gusta mucho porque aborda temas que son importantes a cualquier edad y que están muy lejos de ser el perfecto final feliz, y que justo por eso, dan mucho espacio para reflexionar. Esta historia no es sólo para jóvenes, creo que los adultos también tenemos algo que aprender de ella.
Si quieres conocer un poco más sobre Ricardo Chávez Castañeda y sus obras puedes visitar su página oficial. Te dejo esta entrevista que me encontré en YouTube.
Frases favoritas
Ése es el miedo verdadero. Que de pronto todo sea posible.
Se puede sentir nostalgia de una lectura como se echa de menos la felicidad.
Jugar puede ser un recurso de sobrevivencia, un recurso para que un alma no se quiebre.
Con el lenguaje no se puede destruir el lenguaje. Lo que creaban las palabras se volvía eterno.
Duele conocerse. Duele saber quiénes somos. Duele reconocer quiénes podemos ser en el futuro. Duele la pura posibilidad de convertirte en lo que temes.
Si decidíamos llevar palabras como amor, belleza o sabiduría a un nuevo mundo, estaríamos haciendo el compromiso de hacerlas existir allá... Son palabras que no existen si no hay alguien que las haga vivir... Echarse al agua por palabras así de etéreas, significaba salvarlas dándoles respiración de boca a boca... Pasarles nuestro aire... Sólo se salvaban si al mismo tiempo ayudaban a dar vida a un ideal y a un deseo y a montones de otras palabras que necesariamente son el camino para alcanzarlas.